Unidad de Búsqueda con apoyo de ASOFAVIDA recupera en Santander cuerpo que podría corresponder a menor reclutado y desaparecido hace 22 años

La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas  -UBPD-, en desarrollo del Plan Regional de Búsqueda del Sarare, recuperó en el cementerio de Málaga, Santander, un cuerpo que podría corresponder al de un joven de 16 años, desaparecido en 1999, luego de ser reclutado ilegalmente por un grupo guerrillero.

En la acción humanitaria participaron la mamá y la hermana de la persona desaparecida, así como representantes de la organización ASOFAVIDA*.

El Plan Regional de Búsqueda del Sarare, que pretende la localización de 1.079 personas desaparecidas, cobija los municipios de Saravena, Fortul, Arauquita y el distrito El Progreso de Tame, en el departamento de Arauca;  los corregimientos de Samoré y Gibraltar del municipio de Toledo en Norte de Santander,  y el municipio de Cubará en Boyacá, siendo los años de 1985 y 1986 los de mayor reporte de personas dadas por desaparecidas.

La directora de la Unidad de Búsqueda, Luz Marina Monzón Cifuentes, destacó que este proceso de recuperación fue posible gracias al trabajo articulado que viene desarrollando la UBPD con organizaciones de la sociedad civil en esta región del país.

“En febrero del 2020 las mujeres de la organización ASOFAVIDA nos entregaron un informe con relatos e investigaciones de la manera cómo habían vivido la desaparición en los departamentos de Arauca y Boyacá. El aporte de esta información nos permitió comenzar un proceso de contrastación de información que ha permitido la recuperación de este cuerpo y la participación de los familiares como un esfuerzo por contribuir a la satisfacción del derecho a la verdad sobre la suerte y paradero de las personas desaparecidas del conflicto armado, y a la reparación de las personas que les buscan”, añadió la directora de la Unidad de Búsqueda.

De acuerdo con la investigación extrajudicial realizada por la UBPD, en abril de 1999 el menor, quien en esa época tenía 16 años, residía en un municipio de la región del Sarare, en el departamento de Arauca, y fue reclutado ilegalmente por un grupo guerrillero. Tres meses después pudo regresar a su casa, pero por presiones y amenazas a su familia debió volver al campamento y perder todo contacto con sus seres queridos.

En diciembre de 1999 la madre del menor fue informada de que su hijo había muerto durante un enfrentamiento y que su cuerpo había sido dispuesto en un lugar específico del cementerio como una persona no identificada. La familia, víctima de hostigamientos, nunca pudo acercarse al camposanto y se vio obligada a esperar 22 años para llegar al cementerio en compañía de la Unidad de Búsqueda.

Los familiares del menor, quien es el segundo de cuatro hermanos, es recordado por su pasión por jugar fútbol con sus amigos de escuela, pasear en bicicleta, ayudar a su madre con los gastos del hogar, ya que trabajaba lustrando zapatos después de salir del colegio. “Para su edad era muy maduro y centrado. Hasta lo molestaba porque se vestía muy serio para su edad”, relata su hermana.

“Sinceramente le doy gracias a Dios y a la entidad por ese cariño y ese amor de familia que se ha creado. Ha sido un momento que hemos esperado durante 22 largos años, pero el día de hoy esa siembra que realizamos con tanto dolor está dando sus frutos. Es un sueño cumplido hecho realidad. Es una luz para aquellas madres, hijas y esposas que siguen en la búsqueda”, resaltó la hermana de la persona desaparecida, quien acompañó la acción humanitaria.