Día de la mujer rural: ¿Cómo está la inclusión financiera de esta población en Colombia?

Cada 15 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Rurales, una fecha que busca visibilizar la importancia de este grupo poblacional en el desarrollo económico, social y ambiental del mundo. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “conseguir la igualdad de género y empoderar a las mujeres rurales —una cuarta parte de la población mundial— no solo es lo correcto, sino que es un ingrediente fundamental en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la acción climática”.

Este llamado internacional pone en evidencia la urgencia de garantizar condiciones de equidad e inclusión que permitan a las mujeres del campo potenciar su papel protagónico en la economía y en la sostenibilidad del planeta.

De acuerdo a Rodrigo Duque, director de Agro y Microcrédito de Fincomercio, el acceso a servicios financieros es aún una tarea pendiente para buena parte de la población en Colombia, especialmente para aquellos sectores históricamente excluidos del sistema. “Dentro de este panorama, las mujeres rurales se encuentran entre los grupos con mayores dificultades, lo que refleja una brecha estructural frente a las mujeres que viven en áreas urbanas” agrega.

Cifras del DANE muestran que, en 2020, sólo el 64% de las mujeres rurales contaba con al menos un producto financiero, en contraste con el 86% de cobertura en las zonas urbanas. Esta diferencia no solo evidencia la desigualdad entre territorios y condiciones de vida, sino que también expone un problema de fondo relacionado con factores sociales, económicos y culturales que limitan la inclusión financiera en el campo.

Entre los principales elementos que explican esta brecha se encuentran: la baja participación en el mercado laboral, que en 2021 apenas alcanzaba el 31,4% para las mujeres rurales, la concentración en actividades con alta informalidad y baja remuneración, así como la carga desproporcionada de la economía del cuidado: el 92% de estas mujeres asume labores no remuneradas.

A ello se suman los bajos niveles de escolaridad y de alfabetización financiera, que restringen el conocimiento y la confianza en el uso de productos y servicios bancarios, además de la persistencia de estereotipos de género que afectan su autonomía y capacidad de decisión en lo económico.

Este conjunto de factores no solo limita la autonomía económica de las mujeres que habitan en zonas rurales, sino que también reduce el potencial productivo del país. Vale la pena subrayar que, en América Latina, cerca del 70% de las labores agrícolas son realizadas por mujeres, quienes aportan alrededor del 45% de los alimentos consumidos en la región. Por lo tanto, garantizar que este segmento pueda acceder a servicios financieros no es únicamente un tema de equidad de género, sino también un requisito esencial para fortalecer la seguridad alimentaria, combatir la pobreza y avanzar en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el de Hambre Cero (ODS 2).

En este contexto, el experto de Fincomercio señala que es fundamental que se fortalezcan las estrategias de inclusión financiera dirigidas a la población rural, ya que cerrar esta brecha contribuirá a promover la equidad, el empoderamiento femenino, el desarrollo económico y la productividad agrícola. Además, representará un avance significativo en la consolidación de la seguridad alimentaria del país y en la construcción de una economía más sostenible y equitativa a largo plazo.

Conscientes de esta realidad, entidades como Fincomercio han asumido el reto de ofrecer alternativas de financiamiento diseñadas para atender las necesidades del campo colombiano.

La cooperativa reconoce que la población rural es un pilar esencial de la economía nacional y que ampliar su acceso a servicios financieros constituye una apuesta estratégica con alto impacto para el desarrollo económico, la sostenibilidad y el bienestar social. Al facilitar productos financieros que impulsan la producción agrícola y respaldan la autonomía de las mujeres, Fincomercio contribuye a cerrar las brechas estructurales y a fortalecer el papel del campo como motor de progreso para el país.