¿Mérito o amiguismo? La polémica por el nombramiento de una asesora para la Gerencia del Hospital Regional de la Orinoquía

Mientras muchos profesionales con formación, experiencia y sentido de pertenencia por su tierra siguen esperando una oportunidad real de aportar al desarrollo regional, una nueva polémica ha surgido en torno al nombramiento ya hace un tiempo, de una asesora en el Hospital Regional de la Orinoquía, siendo este pionero de la calidad en salud del departamento de Casanare.

Se trata de una abogada designada como asesora directa de la Gerencia del Hospital, en un cargo estratégico dentro de la institución. Aunque cuenta con estudios de maestría, estos no estarían relacionados con temas de administración en salud, un factor que debería ser fundamental para orientar decisiones dentro de una entidad de esta naturaleza.

A ello se suma otro punto que ha generado cuestionamientos: la profesional en mención no es oriunda del departamento de Casanare. Es del departamento de Boyacá, específicamente de Duitama, ciudad en la que ha vivido y trabajado toda su vida, sin mostrar vínculo o trayectoria en la región, que demuestra en su actuar cotidiano.

Lo que ha generado mayor inconformidad al interior del HORO, son los reiterados señalamientos sobre la forma en que esta funcionaria ejerce su rol: Al parecer, lo hace con soberbia, imposición y un estilo autoritario que ha deteriorado el ambiente laboral. Diversas voces al interior del hospital coinciden en describir actitudes despectivas y una notoria falta de empatía hacia colegas, personal asistencial y administrativo, lo que ha llevado incluso a la renuncia de valiosos profesionales que no han soportado el trato hostil que ella les dio.

Llama la atención que esta actitud contrasta profundamente con el estilo de liderazgo que muchos reconocen en el actual gerente del Hospital Regional de la Orinoquía, el Doctor Andrés Ávila Pérez, a quien describen como una persona íntegra, cercana, humana y muy respetuosa.

En este contexto, surgen preguntas necesarias: ¿una asesora que genera rechazo, fractura los equipos y promueve el irrespeto, le está realmente sumando o restando a la gestión gerencial?, ¿Vale la pena mantener en un cargo estratégico a alguien que no construye, sino que impone desde el miedo y el irrespeto?,¿Por qué, a pesar de las constantes quejas que llegan al despacho de Gerencia sobre su comportamiento, se le permite seguir tomando decisiones de fondo e incluso influir en la salida de personal?, eso es lo que muchos quisieran saber.

Cabe señalar que “Casanare tiene profesionales con especialidades, maestrías y vocación de servicio que han esperado durante años una oportunidad para aportar desde adentro. No se trata de rechazar a quienes vienen de otros departamentos, sino de exigir que los cargos estratégicos se asignen con rigor, respeto y compromiso con el territorio”, expresó un funcionario que prefirió reservar su identidad por temor a represalias.

Este caso revive el debate sobre la transparencia en la contratación pública, el respeto por el talento local y la necesidad de que las instituciones sean lideradas por personas que, más allá del currículum, construyan con empatía, escuchen con humildad y respeten a las personas con las que trabajan.

Porque ser un buen profesional no se mide solo por los títulos ni por los cargos que se ocupan, sino por la capacidad de mirar al otro con humanidad, de escuchar sin prepotencia, de liderar sin atropellar. En un hospital, donde a diario se enfrenta el dolor humano, el sufrimiento y la esperanza de tantas familias, no hay espacio para la arrogancia. El respeto, la sensibilidad y la empatía no son un complemento: son el corazón del servicio público.

Este medio de comunicación se une al llamado de quienes se han visto afectados, para que el gerente del Hospital, observe con detenimiento y escuche con el corazón abierto, para que valore si una asesora que hiere con su trato puede realmente acompañar una gestión que ha querido construirse desde la humanidad, la cercanía y el compromiso con la gente. Porque de nada sirve trabajar con el corazón si quienes están cerca solo siembran miedo y distanciamiento.

Casanare no solo necesita líderes competentes. Necesita líderes que se duelan con su gente, que entiendan el poder del respeto y que tengan la grandeza de construir con los demás, no a pesar de ellos.