Defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis, presentó formalmente su renuncia
Hoy presento formalmente mi renuncia como Defensor del Pueblo de Colombia, cargo en el que permaneceré hasta el momento en que la honorable Cámara de Representantes la acepte.
En la Entidad continuará el mismo equipo de trabajo que me ha venido acompañando estos años, para hacer la transición al nuevo defensor o defensora que elija la honorable Cámara de Representantes, y quien deberá asumir el cargo a partir del próximo primero de septiembre.
Desde el momento de mi salida, asumiría como Defensor del Pueblo, el actual ViceDefensor, Julio Luis Balanta Mina, quien también se ha venido desempeñando como Delegado para Asuntos Étnicos. El doctor Balanta es digno representante del pueblo negro, hijo del norte del Cauca y amplio conocedor de las dinámicas de los territorios.
La razón de mi salida: desde hace varios meses la directivas de la Universidad Sergio Arboleda, mi alma mater, me habían ofrecido regresar para apoyar el proceso de fortalecimiento institucional de cara a los nuevos retos que enfrenta la educación superior, en el marco de nuevas realidades socioeconómicas.
Desde la Universidad me habían dado un amplio compás de espera hasta el momento en que hubiera cumplido con todo lo que me había propuesta al frente de la Defensoría del Pueblo.
Desde mi salida de la Defensoría estaré concentrado en el nuevo reto que implica acompañar al equipo directivo de la Universidad Sergio Arboleda, como vicerrector, pero también poniendo en funcionamiento un observatorio en DDHH y el doctorado en DDHH.
Desde la academia seguiré impulsando la articulación con el sector real, con la sociedad en general y con el Estado. Tengo claro que las universidades deben ser protagonistas de primer orden en la agenda pública nacional.
Estoy seguro que cumplí a cabalidad con todo lo que me propuse, y estas últimas semanas de cierre de gestión están totalmente planificadas.
Además, me siento satisfecho por los logros alcanzados, que han sido corroborados en estos últimos meses por las comunidades en los territorios, y también por los funcionarios de la Entidad.
Siempre hay retos en la institucionalidad del Estado y la Defensoria no es la excepción. Quien llegue deberá seguir construyendo sobre lo construido y tendrá en mi, si así lo considera, un consejo y un apoyo, dada esta maravillosa experiencia que la vida me ha dado como Defensor del Pueblo, y por el amor que le tengo a la Defensoría.