El temor al odontólogo que retrasa diagnósticos y tratamientos

Sudán las manos, sienten un nudo en el estómago y su respiración se acelera. El ruido agudo de la fresa, la máscara del profesional, la silla reclinándose hacia atrás y el recuerdo de procedimientos anteriores pueden activar una fuerte respuesta de ansiedad. Este miedo, conocido como dentofobia, no solo provoca que los pacientes eviten sus controles regulares, sino que también retrasa diagnósticos y tratamientos, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades orales graves.

Las causas pueden ir desde experiencias traumáticas pasadas, miedo al dolor y a las agujas, hasta la sensación de falta de control durante la consulta. Para algunas personas acudir al odontólogo es una experiencia que genera tensión desde antes de entrar al consultorio, afecta a millones de personas en el mundo y se ha convertido en una de las principales barreras para mantener una buena salud oral. Sin embargo, los avances científicos en odontología sumados a los servicios de atención psicológica pueden ser la forma de superar estas dificultades.

La odontóloga Angélica Melo Suescún, especialista en Rehabilitación Oral de la Pontificia Universidad Javeriana, señala que el nerviosismo del paciente puede detectarse fácilmente en consulta: “Algunos salivan en exceso, cierran los labios como una forma de autoprotección o incluso saltan en la silla a pesar de las explicaciones”. Frente a estos casos, resalta la importancia de la empatía y la comunicación constante: “Siempre explico cada paso y hago pausas para que el paciente respire, se relaje y me pueda expresar cómo se siente”. Además, destaca que los avances tecnológicos están transformando la experiencia: “Hoy contamos con escáneres intraorales que reemplazan las incómodas impresiones, anestesia computarizada que se aplica lentamente y, en casos de ansiedad intensa, la posibilidad de sedación consciente supervisada por un especialista”.

Desde la psicología, el abordaje es igualmente clave. Marcela Valle Cuéllar, psicóloga clínica, reconocida por su trabajo en ansiedad y fobias y directora de Sanar Psicoterapia, afirma: “El miedo al odontólogo puede estar asociado a experiencias traumáticas, ansiedad anticipatoria o creencias negativas transmitidas en la familia. La intervención psicológica ayuda a identificar el origen del temor y aplicar estrategias graduales que devuelvan la confianza al paciente”.

Recomendaciones prácticas para pacientes con dentofobia:

  1. Habla abiertamente con tu odontólogo: explícita tus miedos y define señales para pausar si te sientes abrumado.
  2. Busca clínicas que ofrezcan tecnologías indoloras, como anestesia computarizada o escáner intraoral.
  3. Considera apoyo psicológico, especialmente terapia psicológica o desensibilización gradual.
  4. Lleva elementos de distracción: música, audífonos, videos o incluso realidad virtual si están disponibles.
  5. Programa citas cortas y progresivas: comienza por visitas introductorias —sin tratamiento— para familiarizarte.
  6. Practica técnicas de relajación: respiración, mindfulness o técnicas de autocontrol pueden hacer una gran diferencia.

El trabajo coordinado entre odontólogos y psicólogos también incluye la educación del paciente, la programación de consultas progresivas y el uso de técnicas de relajación durante los procedimientos. Estas acciones favorecen la adherencia a los tratamientos y generan un entorno de atención más seguro y confiable para cada persona.

La articulación de ambas disciplinas —odontología y psicología— no solo mejora la experiencia en la consulta, sino que también contribuye a la prevención y al tratamiento oportuno de enfermedades orales. Este abordaje integral permite disminuir los índices de abandono de tratamientos, favorece diagnósticos más tempranos y asegura procedimientos más efectivos y menos invasivos.