Jornada de Apoyo al Desarrollo benefició a 200 habitantes de calle en Villavicencio, Meta

La actividad, que tuvo lugar en el Parque Maizaro, permitió llevar a esta población vulnerable, alimentos, atención médica, servicios de higiene personal, donación de ropa, utensilios básicos, apoyo psicológico, y actividades de Acción Integral, con el objetivo de fomentar el amor propio y la recuperación de estas personas afectadas por el consumo de sustancias psicoactivas.

“A través de este voluntariado buscamos fomentar el amor y respeto de Dios hacia los seres humanos con buenas obras. Cada fin de semana entregamos comida, pero una vez al año realizamos jornadas más completas para todos los que quieran venir”, explicó Patricia Chacón, representante de la comunidad Servidores del Servidor, quien además destacó la participación del Ejército y la Policía en estas jornadas y envió un mensaje poderoso a las futuras generaciones sobre la importancia de alejarse de las adicciones.

La jornada permitió generar tiempo de sano esparcimiento a comunidades afectadas por sustancias alucinógenas, que afecta negativamente al consumidor y los seres que los rodea.

“El consumo de drogas y las adicciones representan un grave problema que afecta a todas las edades y contextos, impactando negativamente su salud física, mental y emocional. Jornadas de apoyo al desarrollo como la realizada en el Parque Maizaro de Villavicencio, son cruciales para ofrecer una red de soporte integral a las personas en situación de calle, ayudándolas a recuperar su dignidad y bienestar”, dijo mayor Leonardo Orduz Moreno, comandante del Batallón de Acción Integral y Desarrollo N.º4.

Estas iniciativas no solo proporcionan asistencia inmediata, sino que también fomentan la sensibilización y la prevención, enviando un mensaje claro sobre la importancia de mantenerse alejados de las adicciones, aprovechar las oportunidades de estudio y valorar el apoyo familiar.

Una vez más, el Ejército Nacional en la lucha contra este flagelo, promoviendo la esperanza y la rehabilitación entre los más vulnerables, protegiendo a las comunidades y las futuras generaciones.

Las historias de los beneficiarios reflejan el profundo impacto de estas jornadas

Uno de ellos, entre lágrimas, compartió: «Fui estudiante de licenciatura en arte. Dejé a mi pareja embarazada y tuve que ponerme a trabajar. Por tristeza y muchas otras razones, al no aprovechar las oportunidades, comencé a tomar alcohol y luego a consumir sustancias, hasta que perdí a mi familia. Me alejé de mis hijos, mi familia vive bien, pero yo he estado en proceso de rehabilitación en siete ocasiones y no he podido salir de esto”, contó.

Este esfuerzo significativo ratifica el compromiso de nuestros soldados de Colombia con todas las comunidades, demostrando una vez más su capacidad de acción unificada y su dedicación a brindar esperanza y apoyo a quienes más lo necesitan.